Ilustración :Angela Carrasco

miércoles, 17 de febrero de 2010

Volver al color por Signatus


Aquella mañana desperté pensando en ella, esa mujer de pelo blanco y ropa negra, eterna anciana que borró de su vida los colores al morir su marido, eterna anciana desde los 50 recién cumplidos.
El día anterior quedé fascinado, la mujer triste volvió al mundo y se envolvió de colores. Bajó de su piso como cada día para ir de compras y se compró una vida nueva.
Andaba yo con la mente en otro sitio, como de costumbre, mirando una nube e intentando descubrir alguna forma en ella, que pudiese interpretar como una señal para iniciar el cambio de vida que venía necesitando, cuando algo desvió mi atención. Avanzando enérgicamente por la acera volvía aquella mujer de la compra, con un brillo tan especial que hacía girarse a la gente para mirarla. Quedé embobado, su vestido amarillo devolvía a su piel un tono que parecía perdido, ahora un pelo caoba enterraba para siempre su pelo cano, un ramo de rosas rojas reposaba en sus brazos como un niño mecido por su madre y rematando este gran reencuentro con la vida, una sonrisa que era lo que mas brillaba del conjunto.
Ella se percató de mi mirada y mi asombro, se encaminó decidida hasta el banco donde yo estaba y se sentó a mi lado, disfrutando imagino de lo cómico de mi cara, del asombro que me hizo tenerla a mi lado y no tener palabras para saludarla. Empecé a recuperar la compostura y seguidamente sonreí, en pocos segundos los dos reíamos a carcajadas sin haber pronunciado ni una palabra. Con esto ella me decía que estaba feliz y yo me sentía feliz de verla a ella, para mi fue tan emocionante como asistir a un nacimiento.
Hice un gesto y ella lo supo inerpretar, era una pregunta que envolvía otras muchas ¿Qué ha pasado?, entonces ella sin abandonar la sonrisa y con los ojos brillantes miró a mi nube, miraba lejos ya que lo que tenía cerca casi se le quedaba pequeño, quería volar y llevaba un tiempo cogiendo carrerilla.
Me contó que este último año fue decisivo para ella, justo cuando había tirado la toalla empezó a cambiar su vida. Durante años su fe cristiana la iba llevando sin pedir mas que el creerse escuchada en los rezos, pero desde que perdió la fe creyó que no levantaría cabeza. Fue entonces cuando en el dominical de un periódico comenzaron a sacar dos colecciones simultáneas, una de novelas de aventura y otra de música clásica, fue así como entró en un mundo desconocido que la atrapó. Al principió, me contó que pensaba que lo que hacía no estaba bien, pero durante la semana leía sin parar la novela y oía su música día y noche, hasta quedar dormida….y así enlazaba con la siguiente entrega.
Empezaron las ganas de abandonar el negro pero no tenía otra ropa en casa, entonces se envolvía en algún mantel o cortina recogidas de mil maneras con imperdibles y bailaba creyéndose la heroína de sus novelas. Reía ahogando las carcajadas por si a los vecinos les molestaba su felicidad y siempre, al salir de casa, volvía a su riguroso negro, el moño apretado y la barbilla pegada al pecho, porque mirar mas allá le parecía muy lejos.
Cerca de un año duró la colección y se encontró con la última entrega en la mano, fue un momento duro, pero llevaba un año cogiendo carrerilla y decidió que la siguiente aventura la interpretaría ella. Ese día fue cuando la vi radiante, con el convencimiento de querer vivir la mejor de las aventuras. No tenía miedo, lo peor ya lo había pasado entre esas cuatro paredes y el recuerdo de un marido que nunca le dio alas. Entonces salió de compras, revisó la situación de su cuenta corriente y decidió volar. En los próximos días tenía que ir al banco a por su tarjeta Visa (se reía imaginándose con una tarjeta con la que podría pagar en cualquier sitio), tenía cita en una Agencia de Viajes que la prepararía un Tour primero por España, luego ya vería, en sus novelas África siempre aparecía como el destino para cualquier aventurero.
Antes de irse cogió mis manos y apretándolas con las suyas me dijo, “no esperes nunca a que la señal te llegue desde fuera” y se marchó a paso rápido.
Sin poder abandonar la sonrisa me quedé sentado en el banco y miré de nuevo a la nube, desee que el sueño de aquella aventurera llegase a buen puerto….sin duda sería así.

Texto: Signatus
Fotografía:Glenn Ray

3 comentarios:

  1. SIGNATUS, DE NUEVO, AL HABLAR DE LA VIDA, ERES CAPAZ DE RELATAR ESO TAN DIFÍCIL QUE ALGUNOS SE EMPEÑAN EN DECIR QUE NO EXISTE, "EL MUNDO DE LOS SUEÑOS", EL MUNDO QUE NOS LLEVA A ILUSIONARNOS, A PERDER EL CONTROL, Y, EN LA MAYORÍA DE LOS CASOS, A VIVIR LA VIDA CON INTENSIDAD Y A MIRAR HACIA ADELANTE. TODOS VIVIMOS MOMENTOS DUROS, FORMAN PARTE DE LA VIDA QUE NOS HA TOCADO VIVIR, PERO, POR FORTUNA, NUESTROS SUEÑOS SIEMPRE NOS AYUDAN A REVIVIR, A ABRIRNOS LOS OJOS A LA REALIDAD Y SENTIR LA VIDA COMO NUESTRO MAYOR REGALO, COMPARTIÉNDOLA CON LOS DEMÁS, SIN PERDER DE VISTA NUESTRA IDENTIDAD.
    SIGNATUS, GRACIAS POR COMPARTIR CON NOSOTROS TUS SUEÑOS.

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  2. me ha gustado mucho el relato, en especial el mensaje final, que si bien es cierto que nunca deberiamos esperar a estímulos exteriores para decidirnos a cambiar o hacer las cosas que realmente deseamos, cuán difícil resulta al mismo tiempo aventurarse a tomar la decisión uno solo...lo más curioso es que cuando se hace, se disfruta y mucho acabe como acabe, porque la decisión no fué más que nuestra.
    un abrazo.

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  3. Me gustó esyo: "no esperes nunca a que la señal te llegue desde fuera"...

    Genial.

    Besos!!!

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