Del dicho al hecho....

En los últimos cuatro años de mi vida por circunstancias he aprendido mucho sobre las personas que me rodean personas más o menos cercanas o lejanas ; amigos , falsos amigos ,vecinos ,familiares ,conocidos etc y también de mí misma.
Me he dado cuenta de las clases de personas que conviven en el mismo espacio /tiempo que yo ,personas que aunque converses con ellas durante años no te das cuenta de cómo son realmente hasta que no actúas junto a ellas. En estos últimos años mi relación con mucha gente ha sido de hechos y no sólo de dichos ,que ya sabemos que hay mucho trecho y en ese trecho me he dado cuenta de que algunos y algunas somos asío más o menos así :

Conocí hienas, por desgracia, pululan por todas partes. Quizás, donde más sufrimos su presencia sea en el trabajo. Yo, por suerte, aprendí a enfrentarlas, y ya ni se me acercan (y, si lo hacen, que sepan que muerdo). Pero hay personas que padecen la astucia, la maldad y la falta de compañerismo por parte de estas carroñeras a diario; y se aguantan. Se aguantan, tal vez, porque no tienen el puesto fijo, porque necesitan esos ingresos como medio de superviviencia o porque les gusta su trabajo y no lo quieren perder. De todos estos argumentos se aprovechan las hienas, que saben a quién, dónde y cómo atacar. Por lo general, las hienas son personas insatisfechas, malvadas en potencia y en acto, y que llevan mal la felicidad de sus congéneres. Pues bien, a esta gentuza lo que le salva es que consiguen mantener asustadas a sus víctimas, que no comprenden su actitud ni pueden calibrar sus maquiavélicas acciones; además, si peligra el puesto de trabajo, mejor festín para las hienas.
Una buena forma de acabar con esto es enfrentarlas. Enfrentarse a las hienas de una vez por todas. Sin miedo, sin pensar en las consecuencias (total, si se empeñan te van a joder la vida y el trabajo; pero, al menos, que no sea porque te dejas). Enfrentar a las hienas no es tan difícil, a poco que les plantes cara se desmontan; suelen ser pocas y cobardes.

Por otro lado he detectado las personas que yo llamo "grises", la mayoría de estas personas se manejan bien en su “oscuridad” y no necesitan apropiarse de la luz de nadie. En cambio, tenemos otro tipo de gente chupaenergías que sólo brillan apagando a los demás. ¿Conoces a alguien así? Yo sí. Afortunadamente, en cuanto los reconozco me los quito de encima.

Recuerdo a una de estas “lámparas sin aceite”, porque me dejaba seca cada vez que nos veíamos. Esta gente, resulta especialmente habilidosa a la hora de apagar a otros. Su estrategia consiste en recalcar todo lo que haces mal (eso sí, con la mejor de sus sonrisas). Cuestionan lo que dices, tu forma de vestir, de pensar, de actuar...; te hacen sentir distinta, rara, como si fueras zurda, pero de las dos manos. Eso las coloca en una posición elevada con respecto a ti (se crecen) y, sin tú saberlo, se te van subiendo encima hasta que te apagan; de manera que la luz que poseías, ahora, por defecto, les pertenece.

La energía también se pierde por otros motivos: por ejemplo, cuando no consigues desprenderte de un asunto que te afecta; cuando te comes el coco por algo que no merece la pena; cuando te exiges demasiado o cuando piensas que le quitas algo a tu familia por disfrutar de lo que te gusta… Las personas normales perdemos energía casi a diario, aunque solemos recuperarla enseguida, porque la energía está ahí, a nuestra disposición. Se obtiene energía escuchando música, contemplando una puesta de sol, paseando entre los árboles, meditando, cultivando flores, leyendo, disfrutando de una velada con los amigos, un bañito de espuma…. Y tú me dirás ahora, ¿por qué, entonces, esta gente viene a robar la energía de los demás? Muy fácil… También se obtiene dinero trabajando y algunos prefieren robarlo. Además, estos seres chupaluz no son capaces de disfrutar de ese abanico de posibilidades entre las que fluye energía sana y gratuita al alcance de todos. Ellos sólo "lucen" cuando apagan a otros; son como las farolas y el sol: hasta que la luz natural no se retira, la superficialidad de las farolas ni se ve… Es por eso, que estas personas van por el mundo a oscuras, clavija en mano, a ver dónde enganchan su mísero artilugio para que brille un poco.

¿Conoces personas de luz? Pues ésas son las fuentes naturales a las que debes arrimarte, porque al fusionarte con ellas, su luz y la tuya se multiplican.

Y por último me dí cuenta de que existe la gente guapa ,la gente guapa es fácil de reconocer porque no se parece a los árboles de navidad. Viste de forma sencilla, es discreta en el trato y se lleva bien con la vida.
La gente guapa siempre te mira a los ojos. Y su silencio suele ser cálido y abierto, como una vasija dispuesta a recibir.
La gente guapa no necesita calendario para hacer regalos: te puede sorprender con un abrazo,un tarro de miel ,unas rosquillas ,unas pulseras ,unos pendientes, una historia que te anime o brindarte compañía en los momentos bajitos.
La gente guapa lee, mira las estrellas, atrapa los olores, sonríe a los niños, acaricia a los animales ,persigue los globos y aprieta los puños para avanzar.
La gente guapa utiliza frases positivas: “quédate tranquilo” (en vez de “no te alteres”); “sé puntual” (en lugar de “no llegues tarde); “baja la voz” (en vez de “no des voces”).
La gente guapa siempre tiene a mano una palabra amable, una escurridera para la soberbia, una caja de tizas de colores y un poco de salivilla para las heridas.