Ilustración :Angela Carrasco

martes, 15 de junio de 2010

Cambio el reloj por la brújula


Cuando se pierde la motivación para alcanzar lo que perseguimos y disfrutar de la vida, es necesario hacer pequeños cambios como por ejemplo recuperar algún hobby, contactar con amigos o familiares con los que hace tiempo que no hablamos, mejorar nuestra dieta o hacer un poco más de ejercicio. Son pequeños pasos que ayudan a recuperar nuestro bienestar.Y a eso me voy a dedicar en los próximos meses de verano.Me voy a dedicar a :VIVIR.
Me despido de tod@s vosotr@s UN AÑO MÁS hasta el otoño. Os deseo que paséis buen verano y que nos encontremos de nuevo.Gracias por vuestras colaboraciones ,comentarios y opiniones, Gracias por estar ahí. ¡¡HASTA SIEMPRE AMIG@S!!



Tanta prisa tenemos por hacer, escribir y dejar oír nuestra voz en el silencio de la eternidad que olvidamos lo único importante: vivir. (R. Stevenson)


1. Cambia el reloj por la brújula. ¿Qué quieres? ¿Qué pretendes realizar con tu vida? ¿Cuáles son tus valores? Ningún viento es favorable para el hombre que no sabe a dónde va. Séneca.
2. Convertirse en protagonista. No ser víctimas, sino responsables de nuestros actos
, dejar de echarle la culpa a alguien y tomar las riendas de la propia existencia. Hay personas que "ven la vida pasar" y personas que se implican y "hacen que pasen cosas en la vida".
3. Aprender a conocerse: Fortalezas y debilidades. Perder el miedo a saber quiénes somos, a encontrar vaya usted a saber qué, si miramos dentro. Tenemos que pasar la vida con nosotros mismos, así que...
4. Saber priorizar: Jerarquía de valores. Sólo el necio confunde valor y precio (A. Machado)
Hay un proverbio árabe que dice: Quien quiere hacer algo encuentra un medio. Quien no quiere hacer nada encuentra una excusa.
5. Saborear el presente: "Carpe diem". Dejar de funcionar con el síndrome de la felicidad aplazada. El tiempo y la marea no esperan a nadie. Proverbio zen.
6. Saber "perder el tiempo": Ganar calidad de vida.
Tres frases:
Time is money. B. Franklin.
Una taza es útil por estar vacía. Proverbio zen.
El campo que descansó es aquel que da la cosecha más abundante. Ovidio.
7. Darle tiempo al tiempo: la creatividad necesita tiempo. Los sabios suelen pecar de lentos, pues una mirada atenta obliga a detenerse. Baltasar Gracián
.
Darle sitio a la intuición...
8. Saber simplificar: soltar lastre. De los dos: físico y psicológico. Acumular objetos, cambiarlos sin necesidad, miedos, culpas, frustraciones, etc.
9. Saber ser paciente y perseverante:
ser proactivo y no reactivo. Organizarse, prever las situaciones, decir no y poner límites. Madurar significa planificar, plantearse objetivos y poner los medios para conseguirlos poco a poco. Vivimos en una sociedad "adolescente" en la que se evita el compromiso y el sacrificio.
10. Saber vivir: ser positivo y tener sentido del humor. El interés principal del hombre no es tanto encontrar el placer o evitar el dolor, sino encontrarle un sentido a la vida. Viktor Frankl.
Bienaventurados los que se ríen de sí mismos porque nunca les faltará un motivo del que reírse (A. Rodríguez)

martes, 8 de junio de 2010

Caminos del jardín

ANTES

LUEGO



Y AHORA.



I

Y sobre todo mirar con inocencia. Como si no pasara nada, lo cual es cierto.

II

Pero a ti quiero mirarte hasta que tu rostro se aleje de mi miedo como un pájaro del borde filoso de la noche.

III

Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

IV

Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene.

V

Todos los gestos de mi cuerpo y de mi voz para hacer de mí la ofrenda, el ramo que abandona el viento en el umbral.

VI

Cubre la memoria de tu cara con la máscara de la que serás y asusta a la niña que fuiste.

VII

La noche de los dos se dispersó con la niebla. Es la estación de los alimentos fríos.

VIII

Y la sed, mi memoria es de la sed, yo abajo, en el fondo, en el pozo, yo bebía, recuerdo.

IX

Caer como un animal herido en el lugar que iba a ser de revelaciones.

X

Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro.

XI

Al negro sol del silencio las palabras se doraban.

XII

Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla.



XIII

Aun si digo sol y luna y estrella me refiero a cosas que me suceden. ¿Y qué deseaba yo?
Deseaba un silencio perfecto.
Por eso hablo.

XIV

La noche tiene la forma de un grito de lobo.

XV

Delicia de perderse en la imagen presentida. Yo me levanté de mi cadáver, yo fui en busca de quien soy. Peregrina de mí, he ido hacia la que duerme en un país al viento.

XVI

Mi caída sin fin a mi caída sin fin en donde nadie me aguardó pues al mirar quién me aguardaba no vi otra cosa que a mí misma.

XVII

Algo caía en el silencio. Mi última palabra fue yo pero me refería al alba luminosa.

XVIII

Flores amarillas constelan un círculo de tierra azul. El agua tiembla llena de viento.

XIX

Deslumbramiento del día, pájaros amarillos en la mañana. Una mano desata tinieblas, una mano arrastra la cabellera de una ahogada que no cesa de pasar por el espejo. Volver a la memoria del cuerpo, he de volver a mis huesos en duelo, he de comprender lo que dice mi voz.
Caminos del espejo- Alejandra Pizarnik

miércoles, 2 de junio de 2010

Perder para que ganen otros




Himno del desolado.

Qué hacer para mostrarse solidario
de la ruina. Arruinarse. No es astuta
la hiedra que derrumba; el viento menos
que echa tejas abajo. El atributo
de la desolación florece, crece:
vida sin colorín que sustituya
donde vida no habrá. Se poda el canto
no para su esplendor, para el embuste
mandado a suplantar. Nazca el asombro
donde no -es invisible la mano, la sonrisa
es norma- quedan brotes de otra especie.
Como la hiedra crezca terco el asombro
y, si abatido, más; hasta un abismo
-de qué hablar a los cómplices- de fértiles,
inútiles lianas: que así la ruina, al menos,
se aniquile dejando a la victoria
el campo libre para sus batallas,
pues nosotros -se suman otras voces-
llegados a este punto hemos tomado
la ilustre decisión de naufragar.


Aníbal Núñez